Tu salías de un espejo,
Imagen o realidad.
Eras tú y siempre veía otro.
Eras un príncipe, yo me soñaba hada.
Te veía luz, caminaba sobre tu estela.
Escondías tu rostro, te sabía verde
paisaje.
Te clavaba con alfileres dorados y
broches oxidados, reteniendo tu tiempo
con pétalos de hierro.
Hablabas de ríos rojos, de corrientes
purpúreas.
De un árbol que florecía solo los días de
tormenta, y de un pájaro salvaje que
anidaba en un espejismo...
Eras el impulso que llenaba mi tiempo,
yo vendía en los mercados horas claras
y radiantes, esas que conducen al
vacío, agua fresca de un cielo estanque,
maravilloso presagio de un instante
infinito,
Cazabas mis miedos, me vendías soles
venidos de planetas distantes,
yo los guardaba en cajones de
maravillas, y con sus destellos vestía mi
perdida razón.
Flotando entre mis sueños atrapaba
huidizas golondrinas.
Ahi el amor trenzaba tus cabellos, el
viento del norte te cubría de caricias.
P SABAG