Cerca de la reja,
entorno a su puerta,
tomando sus manos
sentí su fragancia.
Sus grandes pestañas
pescaron mis ojos
y en sus aguas zarcas
mis barcos se hundieron.
Así nos quedamos
por un largo rato,
las voces entonces
salieron sobrando...
Como hiedras mis manos
surcaron su talle
y su arquitectura
me dejó moldearle.
Su pelo en cascada
besaba mis brazos
y sus grandes ojos
se fueron cerrando.
Trémulas mis manos
la fui separando,
sus labios de fresa
algo murmuraron...
Ahogado del néctar
total de su cuerpo
repetían sus labios...
...Te quiero...te quiero...
Y en loca ansiedad,
con fuego los dos,
unimos los labios
con febril pasión.
Los tragos amargos
y tardes lluviosas
por estos momentos
las entierro todas!
12/03/2025