Y el pájaro me arranca del sueño.
como un fruto rojo que al caer revienta,
y yo extiendo mi mano y en púrpura te recojo,
oración ferviente en un campo de nieves,
que el viento entrega al dios de los antojos.
Y el pájaro me arranca de tus sueños,
me aferro y no le dejo, pero si al dejarte muero,
vuelva mi alma convertida en fruto del deseo,
arrebol más oscuro que el cálido bermejo
y entonces explotar disfrazada en profundo escarlata.
Que el eco de tu risa resuene en mi pecho,
y en cada latido, renazca el anhelo.
P. Sabag, palabras escapándose