Si pudiera decirte lo que realmente siento,
te hablaría sin miedo, sin rodeos,
con la certeza de quien abre su alma
y deja que el viento lleve sus palabras.
Te diría que en mis días más grises,
tu voz es un rayo de luz inesperado,
que en el ruido de este mundo incierto,
tus silencios me han hablado.
Te contaría cómo tiembla mi pecho
cuando te acercas sin siquiera notarlo,
cómo el tiempo se vuelve más lento
cuando en tu risa me quedo atrapada.
Pero me callo, guardo todo en el alma,
porque el miedo susurra que es mejor así,
y mientras tanto, en cada mirada,
te digo lo que nunca me atrevo a decir.