Eres como la tarde serena del próximo verano. Un verso bajo la sombra de un anhelo y las páginas más bellas de cualquier historia, llenas de versos y poesía. La guitarra apacentando unas notas, que quieren descansar en la frescura de la tarde, cuando el sol pinte de bellos colores la sonrisa, del amor calculado en ese corazón, que suma emociones como la noche estrellas.
Me gusta venir aquí. Es como un oráculo griego con respuestas para la tarde a la que vengo por respuestas y versos cuando la tierra está anunciando el inicio de la realización de un sueño y el viento, traen esas notas rojas como caricias que besan tu rostro y juegan con tu pelo mientras volteas al cielo buscando rescatar al mensaje, ese verso sin terminar, añadiendo la palabra.
El susurro de la tarde también tiene su tono y su verso. Se resbala por la comisura de tus labios y se cuela por la parte desarmada de tu blindado corazón, resguardado mientras estas en guardia. Sin embargo, se cuela por la cerradura, del candado que impones a la llegada de mis letras a las tuyas, aunque no lo logras y ahí están a salvo. Latiendo detrás de una metáfora
Siempre lo he dicho, estas en todas mis notas musicales, como la flor más bella de mi cuaderno o la estrella que da sentido a mi soñar con el cielo donde se encuentran la mescla de algunas de tus letras con mis sentimientos, pero más que eso. Eres la mujer con ese corazón incierto que baila en silencio con mis letras, cuando la noche cae y la miras desde tus temores.
Ven. Deja ese temor inútil, camina como lo que eres; con el paso erguido de un verso libre, que no teme la censura, ni la opinión de quienes no saben sentir como tu piel, en ese corazón alerta y la canción sonando al fondo de tu corazón que pone a bailar mi alma, mientras tus conversas con la tarde que se hizo noche y vas a tu almohada a reunirte con mis sueños buscando los tuyos
LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO