Ven, dame tu mano y desnudemos la mirada, que esta noche llenaré de fuego tu piel y nada sujetará las palabras que surjan de mis metáforas. Ven, que esta noche dejaré que tu seducción improvise su deambular por mi cuerpo, que me tientes a jugar con tu apasionada intensidad.
Quédate abrazado a mi cintura, atrapado en ese anhelo que brilla en mis ojos, siente la calidez de mi aliento tan cerca de tus labios que será tu obsesión posarlos sobre los míos. Descubre las palabras que abren mis caminos más íntimos, las que transforman los sueños húmedos en suspiros de placer tan reales como vehementes.
Esta noche convertiré mis caricias en tremendas egoístas, y las haré dueñas de tus gemidos. Esta noche, que tus manos me sobrevuelen despacio cruzando todo mi cuerpo, y pervertiré tu control hasta rompernos de placer en un abrazo. Ven, que está por terminar la noche, y aún hay tiempo de vestirla con aromas de deseo.
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