El maestro calla, el director se inclina,
el padre amenaza, el niño asiente.
La escuela no forma, la escuela no enseña,
es solo un teatro donde nadie aprende.
Si el cliente paga, no hay exigencia,
si el niño llora, la norma se rompe.
No importa el mérito, no importa el esfuerzo,
solo el dinero que llene los sobres.
Y así las aulas pierden su alma,
se venden al precio de la comodidad.
Porque aquí la verdad no se dicta en libros…
se escribe en cheques y en voluntad.