Es el tiempo impreciso en esta vida
o es la vida inestable a través del tiempo.
Es el tablero que nos limita en movimientos
pero nuestra vida, destino y universo
va más allá de cualquier tablero.
No se sabe nada de la vida
somos piezas de un todo
un universo mágico lleno de sorpresas
de sacrificios y de bellas jugadas, de celadas
de pérdidas irreparables.
Somos peón, somos alfil
somos caballo y otra veces, somos rey.
Somos torre, somos dama
somos un puñado de ilusiones
somos
esa lucha constante por lo que uno ama.
A veces jugamos con blancas, a veces con negras
a veces combatimos injusticias
a veces, sólo defendemos nuestros ideales.
A veces ganamos, a veces perdemos
otras tanta empatamos
acertamos
y muchas más nos equivocamos.
Somos piezas, somos manos ejecutoras
del destino de otras tantas.
Al ser piezas
no comprendemos las decisiones de Dios
ese Dios que nos gobierna
¿En qué se habrá equivocado?
¿Olvidó la pieza y la capturaron?
¿Acaso solamente la habrá sacrificado?
¿Qué piensa Dios?
Nadie lo sabe, sólo entendemos un poco
cuando nos sentamos frente a un tablero.
Un juego de grandes mentes
de dos para ser precisos
donde cada uno de ellos se crea un universo
rige de las piezas el destino
y de manera discreta
se convierte en su Dios.
Y entonces, las piezas se preguntan
¿Qué piensa Dios?
Y ninguna de ellas entenderá su desición.