Sus aguas como verdugos saltaban,
mire mi reflejo ungido en lagrimas,
del dolor fluían forzadas rimas.
Guillotinas húmedas se apenaban;
cuál, a plomo raudal de silenciaban,
frágil coro en espinela mis gimas...
¡Oh frías gotas!, en cristal sublimas...
al suspiro de dios se desgraciaban;
dejando rastro versal moribundo...
se borra en mi soliloquio imperial,
causando arena en sentir iracundo...
esperando en la costa manantial,
Sonriendo la amistad de un vagabundo...
¡Ya pronto vuelve!. Orquídea especial...
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