Destrabas la poesía de mis manos,
En la alborada desnuda de tu piel,
Eres la letra del nervio del avellano,
Hablan de ti en la sabia de su miel...
Pero entiendo, el corazón no olvida,
Recuerda la intimidad de ese viaje,
Arma las fotografías de nuestra vida,
De dos corazones creando su lenguaje...
Logrando sentir las raices del suelo,
Bordeando el horizonte del mundo,
Ámame hasta ver el azul del cielo,
Abrázame en ese espacio profundo...
Por eso amo la bendita primavera,
Ese día el amor habló de lo inevitable,
Amarse y vivirse no es para cualquiera,
Sabes, mejor no explicar lo inexplicable...