Ricardo Castillo C.

ROBAR O MORIR POR UN CELULAR

Un cuchillo brilla en la esquina oscura,
un grito se pierde en la oscuridad.
La sangre resbala sobre la pantalla,
la muerte es rápida, sin preguntar.

El ladrón es un niño, su hambre es antigua,
el muerto un joven que quiso escapar.
Dos vidas marcadas por la misma herida,
dos piezas rotas del mismo azar.

Pero nadie mira detrás del disparo,
nadie se atreve a ver más allá.
Solo más rejas, más mano dura…
más muerte, más miedo y nada que cambiar.