Son tus ojos dos luceros
que iluminan mi alegría,
esa dulce armonía
de sentimientos sinceros;
resplandecientes agüeros,
la más bella melodía;
una sutil compañía
en estos años postreros;
un aliento que me inspira
a seguir este camino:
tan luminoso y florido;
mi alma tan solo suspira
al ver en ti ese destino
que por siempre he perseguido...