Las puertas se abrirán en Israel
a quien quiera adorar al Rey del cielo.
No habrá puerta cerrada para el que ama,
tampoco obscuridad para el que busca.
Bienvenidos serán los pequeñuelos,
los que alaban inmensamente a Dios.
Bienvenidos los pobres, los que sueñan,
los pacientes, los que oran, los que sufren.
Bendita toda puerta en Israel.
Qué bienaventurado el que se adentre
a la ciudad hermosa de los santos
y sea en compasión reblandecido.
7 de junio de 2016