Mi tierra huele a sal,
a lumbre de leña,
a pasto mojado.
Es el recuerdo de montañas,
que desgarran el cielo,
como dientes blancos.
Mi tierra es un abrazo,
un sentimiento,
un estado de ánimo.
Es el deseo de vivir,
un aullido en el vacío,
un impulso febril
hacia una vida contemplativa.
¿Qué puedo decir?
Si cuando estoy lejos,
te extraño.
Incluso más,
que a mi propia casa.
¿Qué puedo decir?
Si cuando te pienso,
me engaño.
Creyendo,
que el sol brilla más,
allende tus olas.
¿Qué puedo decir?
Si es tu mar el que me llama,
cantando,
dentro de las caracolas.
¿Qué puedo decir?
Si mi tierra huele a tí,
un recuerdo de montañas.
Si mi tierra se siente en tí,
como un anhelo,
de mi infancia.