Palabras vacías
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El “te quiero” traidor que me ofrecías
y que luego guardabas vanidosa
enterrado quedó, fingida rosa,
e ignorado del modo que querías.
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El “te quiero” mordido, que solías
repetir, de manera generosa,
vagamente recuerdo, mentirosa,
que dejaba amargantes ambrosías.
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El “te quiero”, de mal, pasó a peor;
las palabras dolían demasiado
y vacías quedaban sin valor.
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Qúe ironía que vuelva del pasado
el “te quiero” fingido y sin pudor
a tratarte del modo que has tratado.
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Fotografía y poema: Ramón Bonachí.