José Luis Galarza
Perseguidos
De inmediato la lluvia fue desierto;
de pronto fue el silencio perturbado.
El cuerpo converso fue deserto;
este cuerpo vacío, desmembrado.
Sé que hay quienes dijeron que fui muerto
el nebuloso día arrebatado.
Cuánto pesa la duda, y no despierto,
cubierto de esta bruma de lo hurtado.
Con la empeñada imagen del placer
emociones agolpan los sentidos.
No fue el mismo tren el de ayer.
¿En la frontera, en campos de vencidos,
habremos ya dejado de creer
extenuados por ser los perseguidos?