Quise limpiar el cielo,
borrar las sombras del ayer,
donde las estrellas, en su brillo,
susurran verdades por comprender.
En la luna danza un lamento,
eco dulce de un viejo amor,
que en cada lágrima del viento
se pierde entre luz y dolor.
Las auroras pintan deseos
en el horizonte del corazón,
suspiros que vuelan tan lejos
buscando en ti su salvación.
Y aún tiembla la noche callada
cuando tu recuerdo vuelve a mí,
como un sueño que no se apaga,
como un fuego que no quiere huir.
En el reflejo de un sueño perdido,
la luna espera volver a mirar
aquel amor nunca extinguido
que la brisa no pudo borrar.