Las olas rebasan anchos anzuelos...
cuál desquebrajo, sortea mi encanto,
a buitres cuervos que tienen espanto;
Con su humor repleto de muy canguelos...
ay de mis colorados sub hoyuelos,
sin fe de rabia escupen al muy santo,
solo mi Dios entiende mi quebranto.
Que se posan en mis ojos de orzuelos.
Más complejo se torna mi velorio,
los muertos admiran mis dedos yertos,
a gritos sacuden el purgatorio.
Regresando a mis escritos retuertos...
vuelve mi alma, de cuerpo muy tenorio.
Que vaga por blancos, lisos desiertos...
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