Dos rosas que florecieron
bajo un cielo claro y límpido
y que unieron sus estambres
en un idilio divino.
Dos versos que se encontraron
en un poema de Esquilo
y que olvidando tragedias
desgranaron bellos trinos.
Dos rayos que una mañana
se encontraron de improviso
y con sus luces brillantes
tejieron un paraíso.
Dos románticos zenzontles
que arrullaban blancos lirios
y que llenos de ilusiones
construyeron suave nido.
Dos plegarias muy devotas
que con fervor tierno y místico
cruzaron de los ensueños
sus espacios infinitos.
Dos almas que conocieron
del amor su magno brillo:
¡Una historia que rompíose
eso fue tu amor y el mío!
Autor: Aníbal Rodríguez.