JUSTO ALDÚ

HIJO DE TIGRE Y MULA (Gral. Omar Torrijos Herrera) I PARTE.

El sol aún no había despuntado el 11 de octubre de 1968 cuando el sonido de botas apresuradas resonaba en los pasillos del Cuartel Central. La ciudad de Panamá despertaba en medio de disturbios y tensiones acumuladas durante meses de confrontaciones entre la oligarquía gobernante y sectores populares que exigían cambios. En el Palacio Presidencial, el Dr. Arnulfo Arias, recién reinstalado en el poder por tercera vez, dormía sin sospechar que su gobierno tenía las horas contadas.

Aquel día, el teniente coronel Boris Martínez encabezó un golpe militar. Su ascenso había sido meteórico dentro de la Guardia Nacional, y con un grupo de oficiales leales, tomó las principales instituciones del país, alegando que la administración de Arias había sido excluyente y represiva. El golpe fue rápido y sin resistencia significativa. Arnulfo Arias, sorprendido y sin apoyo suficiente, huyó a la Zona del Canal, donde solicitó asilo.

Sin embargo, lo que inició como un golpe liderado por Martínez pronto cambió de rumbo. Entre los oficiales que habían respaldado la insurrección se encontraba un hombre con una visión más amplia del país: Omar Torrijos Herrera. Nacido en Santiago de Veraguas, de origen humilde y con una notable habilidad para el liderazgo, Torrijos entendía que un gobierno militar no debía ser un simple relevo de poderes, sino un instrumento para transformar la estructura social panameña.

Pocos meses después del golpe, la situación en el gobierno militar se tornó tensa. Boris Martínez, de carácter autoritario y con ideas radicales, empezó a ser visto como un obstáculo por sus propios compañeros de armas. En 1969, en un giro inesperado, Torrijos logró consolidar su influencia dentro de la Guardia Nacional y, mediante una serie de movimientos estratégicos, desplazó a Martínez, quien terminó exiliado en Estados Unidos.

A partir de entonces, Torrijos asumió el control total del país. A diferencia de sus predecesores militares, él no buscó simplemente perpetuarse en el poder, sino que promovió un modelo de justicia social y modernización. Bajo su liderazgo, se impulsaron reformas agrarias, se fomentó la educación y, sobre todo, se puso en marcha un proyecto que cambiaría para siempre la historia del país: la recuperación del Canal de Panamá.

Desde su llegada al poder, Torrijos comprendió que la presencia estadounidense en el Istmo era el principal obstáculo para la plena soberanía nacional. Con astucia y una combinación de diplomacia y presión política, negoció los históricos Tratados Torrijos-Carter en 1977, asegurando la devolución del Canal a manos panameñas. Este logro consolidó su legado como el líder que devolvió la dignidad y la independencia a Panamá.

Omar Torrijos no fue un dictador común.

Se autodenominó:

\"SOY UN DICTADOR CONVICTO CONFESO Y CONVERSO\"

No con esto quiero suavizar la figura de lo que fue y lo que todos conocemos por un dictador. El lo fue e hizo lo que muchos dictadores, desapariciones, encarcelamientos y expropiaciones.

No se aferró al poder a costa de la represión brutal ni del enriquecimiento personal. Más bien, se convirtió en una figura emblemática de la lucha popular, un militar con una misión: empoderar a los sectores marginados y hacer de Panamá un país dueño de su destino.

Para comprender la esencia de Omar Torrijos, hay que remontarse a sus raíces en las montañas de Veraguas. Allí nació el 13 de febrero de 1929, en una familia humilde, en un entorno donde la dureza de la vida forjaba el carácter de los hombres. Desde pequeño mostró una voluntad inquebrantable, combinando la astucia con la fuerza bruta cuando la ocasión lo requería. Su infancia transcurrió entre ríos y montes, aprendiendo el valor de la lealtad y el coraje.

Creció con el instinto del cazador y la disciplina del campesino. Desde muy joven, entendió que el destino no se le entregaba a nadie sin lucha. Esta mentalidad lo acompañó a lo largo de su vida, llevándolo a convertirse en un líder indiscutible dentro de la Guardia Nacional y más tarde en el hombre que desafiaría a los Estados Unidos por el territorio de la Zona del Canal.

Su tenacidad y determinación lo convirtieron en un personaje temido y respetado en igual medida. Su lucha por la soberanía panameña no fue solo política, sino una guerra de resistencia contra la influencia extranjera. Durante 23 años, se mantuvo firme en su misión de devolver el Canal a los panameños, enfrentando presiones internas y externas con una mezcla de diplomacia y audacia.

El realismo mágico de Gabriel García Márquez encontró en Torrijos una figura digna de sus páginas. Fue él quien lo bautizó como

\"HIJO DE TIGRE Y MULA\",

Una descripción que encapsulaba su fiereza en la batalla y su terquedad en la negociación. Torrijos no se rendía, no retrocedía y no aceptaba un no por respuesta.

Su historia, sin embargo, no termina aquí...

 

JUSTO ALDÚ

Panameño

Derechos reservados / marzo 2025