Qué beso
anidó en mi cuello
como un pájaro herido.
Qué beso
me quedó enjaulado
en el pecho, Dios mío.
Qué beso
de picaflor sediento
abrió la flor del estío.
Qué beso
giró en mi boca
tan dulce, tan tibio.
Qué beso
me llevo a la cama
esta noche conmigo.
Qué beso,
de esos hermosos,
de esos prohibidos…
—Felicio Flores