Era una plaza
con bancos y jardines
junto a la iglesia.
Era una torre
con un reloj de sol
que allí dormía.
Era una fuente
con chorros de agua fresca
dando su cante.
Eran tres niños
jugando a las canicas
en una esquina.
Era un abuelo
absorto en sus recuerdos
que sonreía.
Era un mendigo
pidiendo una limosna
a las palomas.
...Y estabas tú,
poeta enamorado,
buscando un verso.
Se resistían,
la vida y sus latidos
a concederlo.
Pero tu sangre
quería ese poema
con una rosa.
\"...Es primavera,
decías en silencio,
tiempo de amar...\"
Rafael Sánchez Ortega ©
17/03/25