Llegaba ese eco desde algún lugar,
fugado de un sueño,
entramado en el recuerdo,
no buscaba escapar.
De su reverberación se enamoró el agua,
ella siempre ha sido así, romántica,
la caricia de la onda rompió la estática,
sus olas en ese contacto se ahogaban…
Se fue hacia ningún lugar,
la proyección de la voz,
amplificando su lamento atroz,
volverá mañana, por defecto, en silencio irregular.