Urde, Ajeno Mundo.
Urde El Bajo Relieve
De esa Voz Bronca de Trapo.
Urde el Recuerdo Ausente
De Versos Oscurecidos
Entre las Morosas e Ígneas Llamas
Que Jamás en Fogata Imparable se Apagan.
Urde la Sin Ira.
Urde la Sin Pena.
Urde la Sin Razón.
Urde el Poema en Brasas Candentes
En la Augusta Hora,
Esa Que sin Orar, Ora.
Ara Sin Pena Viento, mi Tenaz Memoria.
Ara Alma, el Suplicio Inmolado
De Aquella Vieja Muñeca sin Ojos
Que Mecí de Niña entre mis Brazos.
Esa que se Destiñó y Quiebra Aún el Aire
Con el Sabor Ajado de su Sombra.
Roto, Ultrajado Sabor, de las Cenizas del Mundo.
Urde Siniestra y con Falsa Sonrisa
La Urdimbre de Serpientes
que Pulula y Urde Sin Pensamiento ni Razón
en Alegórico sin Símbolo.
Urde, Daña, Devora, Miente.
Urden, te Asesinan a Vos
en un Titilar de Instante Infecundo.
Urde Daña, Devora, Sin Prisa ni Pausa
Asesinando Perpetuo y Sin Pestañear
Al Sordo, Ciego, Vasto, Mudo,
Incongruente, Incomprensible,
Ajeno, Desterrado, Mundo.
Ese Tuyo y Mío, Ajeno Mundo.
(Patricia)