Ricardo C.

Palabras liquidas de abril

Es abril.
Veo la lluvia caer.

La corriente arrastra
mi juventud
por su cauce.

Anda por la ciudad,
se escurre en los drenajes,
tropieza con los adoquines.

No tengo paraguas.
Mis palabras se mojan,
tiritan,
enferman de poesía
en la cama deshecha
de un dormitorio.

¡Qué tristeza!
Necesito aspirinas,
pero no encuentro mi cuerpo.

Todo es agua,
aguacero
golpeando el zinc,
un martilleo
de ausencia.

Le llamo (me llamo)
con la voz del extravío,
con la lengua anegada
en mi pérdida.

Con lágrimas enmudecidas
por el ruido de la lluvia.

¡Qué tristeza!
Hay una grieta en el techo.

Esta gota que cae,
¿quiere decirme algo?
Al menos,
¿me oye sin escuchar?

Soy un desvelo mojado,
una mudez dorada,
que tiembla de lenguaje,
que todo pierde,
que todo olvida.

Que a todo enferma.
Que le crece moho en el pecho.

En abril.
Mientras veo la lluvia caer.