Mauro Enrique Lopez Z.

Aquella tarde

Cómo recuerdo aquella tarde 

que me fuí de pesca.

 Era tan larga la ida y,

 tú sabías y, te dejé para que 

no padeciera o le faltara el pan 

en la mesa.

Pero tenía en mí un 

presentimiento, que cuando 

regresara ya no estaría en casa. 

fueron tres largos meses al llegar 

a puerto.

 Me llegó un rumor que 

te habías marchando de casa y, que 

te habías llevado todo.

 Que pena me causó!

 en ese momento llegué a casa,

comprobé que lo habías hecho,

 respiré profundo para no caer en enojo,

 pero como mí Dios no abandona a sus hijos; llegamos con buena pesca,

y bendecido por el Creador.

 Solo pude decir aquí no ha pasado nada.

 Lo grandioso es lo que se llevó,

 no será eterno ,a poco 

tiempo la encontré en la avenida donde 

voy solo, de vez en cuando,

 a complacerme con una cena.

Ella sonrió;

como no siento 

rencor, solo le dije buenas tardes, solo 

eso.

Ella entró en llanto, le dije discúlpame 

déjame caminar que lo tuyo no me 

interesa. 

 Yo vivo una vida felíz 

y, regresar contigo sería una vergüenza.

Como soy un hombre sencillo, no 

quiero tener tu mal que llevas por dentro.

Y amor para ti desde hace tiempo 

a muerto.

 Siga su vida que yo no quiero 

ni su amistad, se lo digo desde adentro 

de mi corazón.

Buena suerte y bendiciones 

son mis deseos para ti mujer.