Y llego la noche...
y con los ella los fantasmas que me acosaban,
los demonios que las cosas guardaban
dentro de sus dimensiones ocultas y secretas,
los que en las sombras forman horrores y siluetas
y se alimentan de tu aliento y tu temor;
lanzando a mi corazón invisibles saetas
que erizaban mi piel de miedo y de terror
y hacían que me envolvieran la niebla y el dolor.
De pronto se abrió la puerta de manera intempestiva
y entraste tú, diabólicamente bella y perversa;
y de un solo movimiento, de una estocada impulsiva
que bellamente danzaba entre realidad e ilusión,
sin sentirla siquiera !me arrancaste el corazón¡