Yo no escribo poemas para darme caché,
para darme caché, no me hace falta;
ni he temido jamás que me oscurezcan
porque yo soy la sombra de mi sombra;
estoy detrás de todo y sigo siendo,
una sombra en la sombra de mi sombra.
No me quites el sol, le dijo Diógenes,
al príncipe de Esparta, el macedonio;
yo les pido: No me toquen la sombra..
la sombra de mis dudas, mis sospechas
más hondas que viven en la sombra,
de otra sombra, más grande que su sombra.
Y en la sombría sombra de los celos,
donde el dolor nos duele horriblemente,
mi sombra entra despacio y reverente,
y se hace pequeñita como un cielo
que nunca tuvo sombra y que la busca
en la sombra sin sombra, de su sombra.
De modo que, cuando piensan que escribo
para darme caché, no me hace falta;
ni he temido jamás que me oscurezcan
porque yo soy la sombra de mi sombra;
que estando sobre todo, sigue siendo,
una sombra en la sombra de su sombra.