En la fría y oscura noche,
mi alma vaga, errante y herida,
siente los golpes del silencio,
frío abrazo de la soledad perdida.
Las estrellas, cual ojos lejanos,
parpadean, pero no ven mi pena,
susurros del viento son lejanas
melodías que el corazón condena.
Las sombras bailan a mi alrededor,
acogen mi tristeza en su manto,
y cada latido, un eco sordo,
me grita que no tengo un canto.
Cierro los ojos, busco consuelo,
mas la noche, implacable, me atrapa,
sus garras de hielo me envuelven,
y en su abrazo mi esperanza escapa.
Quisiera hallar un alma amiga,
un rincón donde derramar mis llantos,
contarle mis penas, mis pesares,
y compartir este peso de tantos.
Pero aquí estoy, en mi soledad,
en esta fría y oscura noche,
donde la tristeza es mi única compañera,
y el silencio, mi triste broche.
El tiempo avanza, arrastra mis sueños,
pero en el fondo, aún queda un anhelo,
de que un rayo de luz me despierte,
y me muestre que no estoy en duelo.
Así, en esta noche sombría,
mi alma sigue buscando su hogar,
anhelando un abrazo que alivie,
y un amigo con quien compartir el pesar.