OscarCampos

Ajeno

 

¿Quién refleja a quién?

¿El que busca respuestas

o el que formula preguntas?

¿Quién esta atrapado en su verdad?

 

Mientras tanto, un jilguero

salta entre la enredadera del muro,

con sus alas heridas.

 Llega a su ventana,

donde su alma se abre

a la quietud infinita.

 

Detrás del vidrio,

un habitante,

busca su propio rostro,

un náufrago de sí mismo,

sin entender que buscaba.

 

El maniquí observa

desde la distancia,

inmóvil y silencioso,

reflejo del deseo ajeno,

identidad prestada,

piel del instante efímero.

Comprende que la moda

 viste cuerpos con hilos frágiles

que se rompen,

con el primer hilván de la duda

más allá del deseo efímero.

 

Hundiendo su mirada honda,

el maniquí entiende:

 son vagabundos,

que no buscan prendas,

buscan su espíritu,

una esencia,

que el viento no desvanece.