pasaba

Forjados por la palabra.

Se dice que Japón nació de una espada,

que los dioses antiguos, con gesto firme,

hundieron coral en el cristal del agua

y de sus gotas surgió lo humano, tembloroso.

 

Pero yo afirmo, no fue el filo altivo,

ni el reflejo sereno sobre el abismo,

ni el cielo vasto como un canto inmóvil…

Japón lo alzaron con fuego y con silencio,

hombres de acero y voluntad despierta.

 

Por una palabra sellaron su destino,

por un ideal ardía su aliento.

No fueron las olas ni el mar en su embrujo:

fue el coraje, invisible y ardiente,

quien trazó sobre la tierra su secreto.

P.SABAG. FIDEALIS.COM