De nuevo al punto vernal
ha vuelto a arribar el sol.
Ya la estación invernal
a sus espaldas quedó
en este nuestro hemisferio
y empieza un nuevo periplo
zodiacal. No es un misterio
la constancia de ese ciclo,
así que, todos los años,
llega puntual a la cita
y, por ser tu cumpleaños,
al pasar te felicita,
tras tu fausto advenimiento
a este mundo complicado;
seguro que está contento
de cómo te has adaptado.
Aunque no vivo contigo
-nos vemos de ciento a viento-
también yo he sido trestigo
de tu avance y muy contento
y orgulloso -soy tu abuelo-
de tu progreso me siento:
todo lo coges al vuelo,
creo que eres un portento
en comprensión y manejo
del entorno circundante
(perdóneseme, por viejo,
esta expresión redundante)
No todo el mérito es tuyo,
mucho se debe a tu madre;
a mí me llena de orgullo
su abnegación admirable,
la total dedicación
y la infinita paciencia,
que pone en tu educación
y en tu cuidado a conciencia.
De ella -ojalá llegue a vieja,
más que su madre y que yo-,
como hija no tengo queja,
como madre, no hay mejor.
Yo pido a Elazar, mi dios,
que a ti y tu madre os proteja
para que ella, inhábil yo,
con salud hasta muy vieja,
te cuide como acostumbra
y que tú la cuides luego,
cuando precise tu ayuda;
ese es, en suma, mi ruego.
Pronto vas a debutar,
en la escuela y yo te auguro
un salto espectacular,
de ello estoy más que seguro.
También, tocante al carácter,
saldrás con una medalla,
serás con tus semejantes,
asertiva y solidaria.
Controlar la frustración
puede ser la asignatura
que exija más tu atención,
por ser, quizá, la más dura.
No quiero extenderme más,
en elogios y consejos,
ser baba y sermonear
son manías de los viejos.
Hoy, que cumples tres añitos,
-¡raudo se va el tiempo en vuelo!-
Julitxu, te felicito.
Muchos besos de tu abuelo.
@ Xabier Abando, 22/03/2025