Bebiendo del centro del río enroscado un fauno con cascabeles en el pelo claro como la luz que desde el Sol nos yueve; bailando incontables animales alrededor de este ser mitológico. Y el agua suena como sus cadenas al caer; él, rebelde, únicamente busca placer y bebe.
Un unicornio blanco como la nieve y las nubes se pone a la luz del Sol y podemos verlo bien: es precioso, y está solo. Éste ha renegado del agua del río y de su sed: el bosque le pertenece y naturalmente le provee de todo aqueyo que se le antoje, aunque luego no quiera nada, y sea bueno y se tumbe plácidamente en la hierba verde, refugiándose bajo la luz del Sol que nos yueve del triste canto o yanto del río enroscado, que tanto corre...