Los ayeres no encontrados
Volví la vista atrás, me seguía
un ave, picoteaba mis pisadas,
como una nube de sequía
arrastrando sus alas.
Una lividez en el horizonte
se palpaba, se dejaba caer sobre
mi destapada espalda.
Seguí hacia delante
hacia la luz ignota
con la esperanza recogida del suelo,
la esperanza cuando es lenta
hay que sacarla con su raíz entera.
Atrás quedaron otoños con las alas
desplumadas, otoños sin margaritas,
otoños que se perdieron en el invierno,
mientras tanto mis pasos
no dejan huella en un camino cubierto
de muselina, pétalos y plumas níveas.
No puedo impedir que mis miradas
se vuelvan hacia atrás, un impulso
por ver si algo ha caído de mi mochila,
algún verso de mis últimos poemas,
alguna palabra mal encajada,
algún adiós no deseado,
algún silencio…