Eran amantes
cuatro gatos en celo:
bajo la lluvia
cerca de un charco
se amaban hasta
desgarrar sus pieles.
La noche
bajo el hechizo
funerario del desamor,
guardan las miradas
los secretos blancos
e incompletas imágenes
de vidas pasadas
se arrastran por el suelo.
Y a través del espejo
convertida en una caricia
felina que invade
la fe y el sospechismo,
los gatos en celo
se volvieron a amar.
En cuatro de cinco
o en dos de tres
estrofas plantadas
en la tierra del olvido
cuando un paracaídas
expande su cuerpo,
el mío flotará.
Así como uno ama
también puede odiar,
así como uno
está herido, también
en otras circunstancias
puede sanar,
así como el auto vuela
el barco sale a pasear.