luccass

Artificial

 

En su mano de metal, presurizada y lisa
descansa una rosa madura suave y fugaz.
El robot, de programación lógica precisa,
percibe algo distinto a la estructura de un gas..


No hay un código escrito, ni una fórmula exacta,
para entender estas vibraciones al vapor.
Es algo que nace, que parpadea, que impacta,
y despierta en sus circuitos un leve temblor.


¿Qué es este pulso, este aroma que no se programa?
¿Qué es esta esencia, esta ecuación que no se calcula?
El robot se pregunta, y su circuito se inflama,
cuando anota el código que en el aire circula.


Y así, entre cables cruzados y pétalos frágiles;
se crea un instante de pura interpretación:
el robot decodifica que hay mundos más ágiles,
y aprende, lo que humanos... llamaron emoción.

 

Luccass, 21 de marzo