Un nuevo poeta
La dictadura rompió la poesía, la quemó, fusiló, torturó, se ensañó contra los cuerpos de los poetas, jóvenes, militantes de las odas, de poemas comprometidos; la hizo cenizas, masacró, ninguna mariposa de colores, racimos desmigajados; ha años ya, de las tropelías, aún continúa tendida de muerte, ensangrentada, dolida, no ha lanzado más cantos de poetas potentes, suaves contrincantes para las densas armaduras del intenso odio, “holocaustico”, a la cultura desplegado.
Debería nacer hoy un flamante poeta iluminado y lúcido, que usase tal vez versos radioactivos, atómicos, explosivos, de amaneceres boreales, sutiles y finos que atraviesen cabellos, poros, intersticios,… penetrantes como neutrinos, vigorosos como mísiles, actuales e impregnantes tal tatuajes en los inconscientes colectivos. Subliminal, propagandístico.
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