Cada quien, desde su derecho al silencio…
en su encuentro con la introspección,
dueños del más profundo de los secretos…
en un hermetismo oculto…
sin acceso a ninguna otra opción.
Callados…introvertidos a veces,
con temor a ser descubiertos,
guardándonos los sentimientos…
en nuestra intimidad ardiente…
sin dejar trascender las emociones al natural.
Callados…evitándonos los sobresaltos,
omitiendo toda manifestación de conmoción,
haciéndonos los abstraídos,
presentándonos como coherentes,
disfrazándonos de sensatez…
y usando la cordura como engaño…
supuestamente para evitar hacernos daño,
para no asomar tan evidentes,
disimulando nuestra innegable intención,
esa incontenible pasión…
que delata el real concepto de esta fatal atracción.
Dilema cruel que nos retiene en el circuito de la inseguridad.
No sería mejor abrir las persianas del corazón…
y dejar que entre de nuevo la tibieza original del sol…
y así liberarnos de esta angustiosa pesadilla…
que nos encerró en la incertidumbre de la indecisión.
Debo confesar entonces…que no eres capricho de la imaginación,
eres sin duda más poderosa que lo fantasioso…
tan irrefutable que me ha costado tanto intentar olvidarte,
tan dominante como que no es posible dejar de pensarte,
si al escribir mis versos… aunque intangibles…
te has convertido en la expresión más evidente…
de que el amor existe…y está hecho de verdad.