SOBRE BRASAS
En un sendero de espinas.
Camina el mundo, camina.
Descalzos los pies, sin verlo.
Entré primaveras nítidas.
Va, sobre clavos ardiendo.
Tal, como brasas sin fuego.
Y así, camina en el tiempo.
Desnudo de cuerpo entero.
Claridad, hay en el fondo.
En el interior, sin límite.
Donde se cocina el tiempo.
Donde reside la vida.
En su realidad de acero.
Son falaces las premisas.
Impuestas por el deseo.
Intenta alcanzar lo eterno.
Quiere flotar en las llamas.
Sobrevolar sobre el fuego.
Pero, son largas las lenguas.
De fuego, que miran lejos.
Recreando ilusiones anda.
Vistiendo sus fríos huesos.
Mientras el amor es dueño.
Dueño y señor del deseo.
Cansados viajan los verbos.
Cargados de vida y sueños.
Envueltos en las reliquias.
De los añorados tiempos.
Presentándose sin prisa.
Entre amores venideros.
Y las manos, siempre vivas.
Apretándose de nuevo.
El amor, siempre presente.
Atrapado entre dos tiempos.
Sale airoso, si se encuentra.
Un corazón, ya dispuesto.
A, unirse, sin regla alguna.
Al amor, que va y se queda.
A vivir, en sangre y venas.
Y en las niñas de los ojos.
Ángel L. Pérez ®
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23/03/2025