El nuevo día llama a tu puerta con sonidos de colores,
atrás quedó la noche envuelta en negruras de tristeza incomprendidas;
caballos desbocados por praderas de melancolía
huyendo de los sórdidos gritos que el silencio inventa.
Llega el día bostezando y sonriendo a la alegría,
limpio y blanco para dejarse pintar;
abandonado al placer de volver a nacer,
libre como el ave, inmenso como el mar;
sin dueño se te brinda como ayo bueno
esperando que tus ojos quieran despertar.
Olvida el llanto del ayer… déjalo estar;
que cada lágrima derramada sabe su lugar y su porqué;
que cada palabra perdida tu nombre construyó,
que cada beso robado una estrella en la noche dibujó;
olvida el llanto del ayer… déjalo estar,
siente este nuevo día que llama y vestido de esperanza,
de nuevo se hace camino: se arrastra;
se viste de vida para que en ella, la tuya, ligera y sin carga,
encuentre la respuesta y la ilusión en el lienzo que es tu vida,
dibujado de emoción en el ocaso de tu dichosa lontananza.
(Jpellicer)