Carlos Eduardo

Desde la lejanía

 

Desde la lejanía más allá del todo y de la nada,

escribe al margen,

desde la otra orilla de cada uno, de cualquiera.

 

Le toma la mano yerta haciendo símbolos en el papel,

perdida, su alma desapareció,

embalsamada.

 

No siente nada,

no hay olores,

ni perfumes,

sin música ni garganta, estática y extática.

 

Los pensamientos y la memoria no están.

 

La nada le rodea y extrae exprimiéndola.

 

Dibuja con sus dedos un violín,

que suena en las fibras del pergamino.

 

Por haber sido desplazada de la vida y de la muerte no le prestan atención,

habita en la tangente que atraviesa por la unión de ambas.

 

Sin universo, sin luz, ausente,

ni: ideas, poemas, filosofías, ideologías, sinsabores,

ni reencarnada ni resucitada,

fuera de las leyes del hombre,

de la naturaleza,

de Dios,…;

en la frontera como un observadora externa al cosmos,

inexistente.

posiblemente equidistante.