En un lugar de la memoria, donde los sueños se entrelazan con la realidad, me encontré perdido, vagando entre sombras y destellos de luz. Fue entonces cuando tu voz, suave y firme, emergió como un faro en la noche oscura. Me refugié en ella, como el caminante sediento que halla un manantial en el desierto. Tus palabras, cargadas de sabiduría y dulzura, me guiaron por senderos desconocidos, donde la imaginación y la razón bailaban al compás de un mismo ritmo.
Como aquel hidalgo que, armado de sueños, cabalgaba hacia horizontes lejanos, yo también me atreví a seguir el eco de tu voz, creyendo en la magia que reside en cada sílaba pronunciada. Y aunque el mundo a veces se presenta áspero y lleno de desencuentros, en tu voz encontré un refugio, un lugar donde las heridas se curan y los miedos se desvanecen. Así, entre versos y prosa, descubrí que la verdadera aventura no está en los lugares que visitamos, sino en las palabras que nos llevan a ellos.
Poema:
Me refugié en tu voz
Me refugié en tu voz,
en ese río de cristal que fluye
entre la noche y el alba,
donde las estrellas se deshacen
en susurros de plata.
Tu voz, un refugio cálido,
un abrigo de luz en la tormenta,
donde el tiempo se detiene
y el mundo se vuelve
un suspiro eterno.
En cada palabra, un latido,
en cada silencio, un misterio.
Me refugié en tu voz,
y allí encontré
el hogar que nunca tuve.
Y aunque el viento intente
llevarse este instante,
yo seguiré aquí,
escuchando el eco de tu voz,
que me llama,
que me salva.
Autor: Augusto Cuerva Candela
Pais: España, Madrid
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