Y en el beso,
dejó el alma,
en el amor,
sus dos alas.
En sus ojos,
la mirada
y en la tierra
sus pisadas.
Amó y caminó
hasta perderse
entre las sombras
menos claras
y ya no fue
más si mismo
y nunca repitió
las mismas palabras.
Y en el beso
dio el amor
y con el amor
la esperanza
de que una tibia
lluvia de besos
le mojara la cara.