Plata de color esperanza,
solo así reman mis amores...
engaño al beso de dolores.
¡Que corto tiempo de bonanza!
Tus recuerdos desviviré;
sabes, por ti nada sentí...
de siglos, por fin vuelvo en sí,
gracias doy, en tu adiós me inspiré.
Este, curioso panteón,
He ahí mi daga sumergida,
en el clavel de la querida
Llorona, sosa aparición.
Más, estos insípidos versos.
De rústico verbo solemne;
cuál cuervo de vuelo muy indemne...
acecha y anida mis anversos.
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