Hoy ha muerto la ancianita
Hoy ha muerto la ancianita
de los ojos lagrimosos,
los que fueron bien hermosos
por su belleza infinita.
¡Adios querida mamita!
tu recuerdo es mi pasión,
roto está mi corazón
del dolor que me condena
a sufrir la enorme pena
que me nubla la razón.
Es vieja de crin nevado
y tez surcada de ríos,
que muestran los desafíos
de las sonrisas que ha dado.
¿En este mundo encerrado
sin percibir su mirada?
la vida no importa nada.
Fue mi mantilla y pilar
imposible de olvidar,
de mi mente su morada.
Están en el pensamiento
las secuelas de su vida,
que la mente nunca olvida
tan llenas de sentimiento.
Aparece como el viento
y se mantiene presente,
escenifica la fuente
aportando su recuerdo,
quizá loco, quizá cuerdo
jamás saldrá de mi mente.