No intentes acercarte a ese gitano,
sus ojos son hechizos lisonjeros;
destino cruel y mártir te profeso
si sigues a esos ojos traicioneros.
Susurra en tus oídos cancioneros,
endulza con palabras y con besos,
¡Cuidado! no traspases los linderos,
pues en sus brazos caes, lo confieso.
Te mira enternecido y te engalana,
susurra mil palabras que te encantan,
te crees las promesas que él ufana
y pronto entre sus hilos te atrapa.
Sin verlo, en un segundo, se escapa,
te deja el alma rota y te quebranta,
poco a poco él va apagando tu llama
y cuando menos pienses no eres nada.
Andrea Chica