C..

Sí pero no.

No quiero detener sus pasos. Le deseo...suerte, más de la que sé que tiene.

Que el mundo le sea amplio y las puertas estén siempre abiertas, que con su forma de ser y hablar, con esa voz, sobresalga y vuelva a casa satisfecho.

Donde vaya, donde busque y encuentre, que nadie pueda desatar el nudo o quien lo intente no encaje ni tenga destreza.

Que el aire sea liviano, que el insomnio no gane todas las batallas y que la rabia ceda el turno al olvido.