Me gusta mirar el agua y su sentir,
sin temor al reflejo que pueda devolver.
Desvestirme de máscaras,
desarmarme de excusas,
recorrer el mapa de las sombras
y hallar la pureza y la realidad.
Me pregunto:
¿Que hay detrás de los discursos,
del barniz de las apariencias,
del metal frío de los intereses?
Quisiera filtrar las palabras,
cribar las promesas
y encontrar, en el fondo,
el latido desnudo de la verdad.
Elijo el cristal que quiebra la luz
a la piedra opaca de la mentira,
la fragilidad del alma sincera
al disfraz de una sonrisa vacía.
Respirar la claridad,
no como el aire que pasa desapercibido,
sino como el manantial que nutre,
como el fuego que limpia.
Y si has de amarme,
hazlo sin cadenas,
sin contratos ni cláusulas,
con los ojos abiertos
y las manos libres,
porque solo en la autenticidad
se puede llegar a amar.
José Antonio Artés