Quizá todavía recuerdes mi silueta en la noche, cuando estábamos bajo las estrellas y con mis labios hacía arder tu piel. Y quizá ahora, sea tu momento de añorar las caricias que me reclamabas con el hambre en la mirada, tu momento de abrazar mi etéreo cuerpo danzando sobre el tuyo. Si, quizá sea ésta la hora en que evoques cuánto me hacías sentir… antes que te lleve de nuevo el fantasma de tu soledad.
Tal vez mañana desesperes por encontrar mi tacto y mi aroma en otra piel. Pero esta noche, aún por un instante, volviste a ser completamente mío.
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