Te veo a veces,
cuando se deshace el tiempo,
como un cigarro encendido
en los labios del viento.
Te veo,
pero es mentira.
Solo y tan solo eres
una grieta en el aire,
un reflejo gris en la ventana,
una palabra que quiere volar
pero se muere en la boca.
Y te pierdo,
siempre te pierdo.
Te vas con el ladrido
lejano de la noche,
con el ruido triste y
cansado de la lluvia,
con el sueño que nunca
termino de soñar.
Y yo aquí,
siguiéndote el rastro
en las pampas de la nada,
preguntándole a la luna
si alguna vez fuiste real.